Hoy en día casi toda la documentación acerca de la Q10 se ha logrado empleando la forma oxidada de Q10, denominada ubiquinona. Esta es la única forma de Q10 que puede documentar su buena absorción y que tiene 25 años de datos de seguridad y que se ha empleado en una larga lista de estudios con humanos.
La coenzima Q10 tiene muchos nombres:
Ubiquinona = Ubiqinona = Ubidecarenona = Myoqinon = Myoquinona = ActiveComplex Q10 Gold = Q10 normal = Q10 oxidada = La Q10 original = Q = QX = CoQ = CoQ10 = 2,3-dimetoxi-5-metil-6-decaprenil-1,4-benzoquinona (color amarillento claro)
Ubiquinol = Ubiqinol = Uniqinol = ActiveComplex Uniqinol QH = Q10 Reducida = QH = QH2 = CoQH = Dihidroquinona = 2,3-dimetoxi-5-metil-6-poli prenil-1,4-benzoquinol (introducido en 2006, color blanco leche)
La Q10 normal se denomina ubiquinona. Este es el único tipo que ha estado disponible como complemento desde que los primeros preparados de Q10 fueron introducidos en Europa a principios de la década de 1990. A nivel mundial, la ubiquinona también ha sido la única forma de Q10 cuyos efectos han sido documentados en estudios científicos hasta el momento de la introducción de la forma reducida de Q10 (ubiquinol) en el 2006. Desde 2006 no ha habido prácticamente ninguna prueba científica sobre el ubiquinol. Dicho de otra forma: casi toda la documentación acerca de la prevención y el tratamiento de la deficiencia de Q10 se ha llevado a cabo con ubiquinona, y dichas investigaciones incluyen estudios sobre el uso de ActiveComplex Q10 Gold. Sin embargo, el ubiquinol sigue siendo solamente una suposición teorética sin estudios con los que se pueda comparar, por ejemplo, el rigor y la fuerza del estudio Q-symbio.
A nivel molecular, la diferencia entre la ubiquinona (Q10 normal/oxidada) y el ubiquinol (Q10 reducida) no es muy grande, pero no deja de ser significativa. El ubiquinol tiene dos moléculas de hidrógeno más, y, en conjunción con el oxígeno, forma lo que se denomina un grupo de hidroxilo en la "cabeza" de la molécula de Q10, que de por sí es una anilla de quinona.
Como se verá a continuación, no hay absolutamente ninguna razón para considerar que la Q10 oxidada sea un producto inferior, inactivo o menos eficaz. En el cuerpo se requieren ambas formas de Q10, y las moléculas de Q10 cambian constantemente de una forma a la otra. Sin embargo, las dos formas de Q10 juegan papeles muy diferentes en el cuerpo.
Para simplificar las cosas: La ubiquinona oxidada es necesaria para producir energía en forma de ATP, y el ubiquinol reducido funciona como un antioxidante. Esto significa que la Q10 reducida entrega electrones mientras que la Q10 oxidada recibe electrones, razón por la que decimos que ninguna de las dos formas es mejor que la otra. Además, la Q10 de nuestra alimentación viene en forma de Q10 oxidada. La Q10 que se produce en nuestro hígado también es Q10 oxidada, mientras que entre un 90 y un 95 % de la Q10 que se encuentra en nuestra sangre es en la forma de Q10 reducida. La Q10 es absorbida en el intestino junto con la grasa. Luego es transportada lentamente mediante los vasos linfáticos hasta la sangre. Ya en el momento de su pasaje por la pared intestinal la Q10 oxidada es transformada en Q10 reducida. Por lógica, no hay ninguna buena razón para elegir un producto que contiene Q10 reducida (ubiquinol) ya que el cuerpo automáticamente convertirá la Q10 oxidada (ubiquinona) en Q10 reducida (ubiquinol). En el interior de las mitocondrias de las células la Q10 cambia constantemente entre las dos formas muchas veces por segundo – es decir, de la forma oxidada a la forma reducida y al revés. Uno de los aspectos más importantes de un producto de Q10 es su capacidad para ser absorbido en el intestino. Se ha descubierto que la ubiquinona de buena calidad se absorbe tan bien como el ubiquinol. Así pues, en condiciones normales, no hay ninguna razón en absoluto para gastar más dinero comprando ubiquinol en lugar de ubiquinona.
El cardiólogo y nutricionista americano Dr. Stephen Sinatra es un pionero en la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiacas con Q10. En un estudio en el que participaron 12 voluntarios, mostró que la ubiquinona de buena calidad es tan buena como el ubiquinol, un preparado que se ha comercializado como Q10 activo.
Se dice que la Q10 en forma de ubiquinol es mucho más absorbible que la ubiquinona, ya que, según este postulado, no ha de reducirse primero. Algunos incluso dicen que la absorción del ubiquinol es hasta 8 veces superior que la de la ubiquinona, algo totalmente carente de base. Sin embargo, el ubiquinol es bastante más caro que la ubiquinona, y el Dr. Sinatra no se sentía convencido por la reducida cantidad de investigaciones que dicen confirmar una biodisponibilidad superior.
Por esta razón decidió crear su propio estudio comparativo de las dos formas de Q10. Reclutó a 12 voluntarios de edades comprendidas entre los 20 y los 70 años. A la mitad de sus voluntarios les dio 200 mg diarios de ubiquinol, y la otra mitad recibió 200 mg diarios de ubiquinona durante un mes. El mes siguiente ninguno de los grupos tomó Q10 durante todo el mes, para así establecer un periodo de lavado. El tercer mes, los dos grupos nuevamente tomaron 200 mg de Q10 diarios, pero los grupos cambiaron de preparado, de manera que el grupo que había tomado ubiquinona el primer mes, ahora tomaba ubiquinol, mientras que el segundo grupo tomaba ubiquinona tras haber tomado primero ubiquinol.
Durante el estudio, el Dr. Sinatra midió los niveles sanguíneos de Q10 de los participantes al inicio y al cabo de cada mes. Pudo determinar que ambos preparados dieron buenos resultados de los niveles sanguíneos de Q10, y únicamente detectó pequeñas diferencias entre los niveles de absorción de los dos tipos de Q10. De hecho, los niveles de Q10 de uno de los participantes incluso llegaron a reducirse un poco con el ubiquinol.